Los vinos rosados, protagonistas del verano

Posted by on 15 sep, 2010 in Blog | Comentarios desactivados

Los vinos rosados, protagonistas del verano

Nada empa­reja mejor con un plato fresco en un día de verano que una copa de  un buen vino rosado. El  rosado, ligero y refres­cante, debe dis­fru­tarse en con­se­cuen­cia pero no sub­es­ti­marse con pre­jui­cios de antaño. Los rosa­dos de hoy en día nada tie­nen que ver con los del pasado siglo. De hecho las bode­gas están tomán­dose muy en serio la ela­bo­ra­ción de nue­vos vinos rosa­dos y cada vez ocu­pan un espa­cio más des­ta­cado entre los adep­tos al buen vino.

Prueba de su pujanza ha sido la cele­bra­ción del pri­mer Salón Solo Rosa­dos, que tuvo lugar en Madrid el pasado mes de mayo reuniendo por pri­mera vez en España a los gran­des vinos rosa­dos de pro­duc­ción nacio­nal, inequí­voca idea del inte­rés que están despertando.

Para la ela­bo­ra­ción del vino rosado se uti­li­zan uvas tin­tas pero en lugar de dejar fer­men­tar el mosto con las par­tes sóli­das de la ven­di­mia (holle­jos y pepi­tas) solo se man­tiene un con­tacto ini­cial de unas pocas horas (las jus­tas para otor­garle la pig­men­ta­ción deseada) trans­cu­rriendo el pro­ceso de fer­men­ta­ción alcohó­lica sobre el mosto lim­pio, sin pre­sen­cias soli­das, como si fuera mosto blanco y sin emplear la vía meta­bó­lica. Como resul­tado tene­mos un vino joven fresco, afru­tado y ligero que debe con­su­mirse a una tem­pe­ra­tura infe­rior a la de un tinto y supe­rior a la de un blanco.

En cuanto a su mari­daje la clave está en el equi­li­brio en la inten­si­dad del sabor. El vino no debe opa­car el gusto de la comida ni este debe ser tan fuerte como para sola­par los mati­ces del caldo. Por eso el vino rosado acom­paña tra­di­cio­nal­mente a las car­nes blan­cas, arro­ces y pla­tos de pasta, pero casa bien con pes­ca­dos azu­les , en todos los casos siem­pre que no lle­ven con­di­men­tos fuer­te­mente aro­má­ti­cos que com­pi­tan con el vino, y teniendo esto pre­sente prác­ti­ca­mente con todos los pla­tos fríos. Una ensa­lada se dis­fruta el doble con un rosado seco o semi-seco. Espá­rra­gos y alca­cho­fas armo­ni­zan mejor con vinos rosa­dos. En defi­ni­tiva, un vino ver­sá­til que merece la pena descubrir.

Algo  impor­tante a tener muy en cuenta es que el vino rosado sea siem­pre de la última añada, ya que debido a su par­ti­cu­lar pro­ceso de fabri­ca­ción el tiempo le afecta nega­ti­va­mente. No es un vino para guar­dar sino para con­su­mir, así que a dis­fru­tar de los vinos rosados.

 

Vinos rosados